jueves, 1 de agosto de 2013

Helados caseros de frutas: cuatro ideas deliciosas


Los helados caseros son una excelente manera de aprovechar la fruta y sus nutrientes de forma muy sencilla y económica
 
  
- Imagen: R Stewart -
La primavera y el verano llenan de color y variedad a las fruterías. Cerezas, melocotones, sandías, melones o mangos son algunas de las variedades que podemos encontrar en esta época del año. Todas están en su máximo esplendor y resultan muy apetecibles, tanto que a veces es complicado elegir. Regresamos a casa con muchas piezas de fruta y, después, nos cuesta evitar que se echen a perder. Los helados, el postre estrella del verano, son una estupenda manera de aprovechar las frutas y sus nutrientes. A continuación se reseñan cuatro opciones deliciosas y prácticas para hacer helados caseros de frutas, con diferentes texturas, sabores, y más o menos calorías según los ingredientes que se añadan.
 
Helados de frutas: cuatro tipos para todos los gustos
  1.  Helados de agua o sorbete. En general, los helados de frutas se elaboran con frutas acuosas y su zumo, y la manera más fácil es presentarlas en forma de granizados, de sorbetes, o los clásicos polos. Estos helados se elaboran con zumos o pulpa de frutas naturales, más un almíbar si hiciese falta ante la falta de dulzor de la fruta. Los granizados se realizan con frutas muy acuosas (como sandía, piña, melón, naranja, mandarina o limón) u otras más exóticas, como mango o maracuyá. Para ello tan solo debemos hacer zumo de la fruta deseada -naranja, limón, etc- o licuar una sandía (ideal para preparar un granizado). También podemos mezclar sabores de frutas que combinan de maravilla, como los melocotones con frambuesas o con kiwi. Una vez licuadas, las colamos para que el zumo quede limpio de restos de fruta e introducimos en una sorbetera o en unos moldes de helados con un palito en el interior. Congelamos durante unas cuatro horas -o hasta que se solidifique- y ya tendremos un exquisito polo o helado de hielo natural.
    Si queremos un granizado rápido mezclamos unos hielos con zumo de fruta en un robot de cocina. El conjunto, triturado, se transforma en un crujiente helado al que podemos agregar un poquito de sabor con unas notas de licor al final.
  2.   Helado de crema y leche. Para los gustos más cremosos, lo más fácil es mezclar un yogur con unos trocitos de frutas (cerezas, manzana o fresas) en proporción de igualdad de peso, hasta formar un conjunto homogéneo. Se introduce la mezcla en un molde, de preferencia individual, para su mejor congelación y posterior presentación.
    También podemos mezclar la fruta con leche y, para darle mayor consistencia, agregar una yema de huevo cruda, triturada y, si hiciese falta, edulcorada con un poco de azúcar o de miel. Una vez que la mezcla quede uniforme, congelamos (ya sea en una heladera o, de un modo más casero, en un molde al que de vez en cuando removeremos en su interior para que la mezcla quede cremosa mientras se congela).
    Si vamos hacer un mix de fruta con lácteo podemos probar diferentes variantes, tanto del tipo de leche a utilizar (entera, desnatada, condensada, concentrada, evaporada, en polvo...), como de los yogures (enteros, desnatados, de soja) o las frutas elegidas. Eso sí: siempre hay que hervir antes la leche que vayamos a utilizar. En este proceso, podemos añadir algún aroma, como vainilla, canela o piel de limón. Si la leche es en polvo, habrá que rehidratarla. También se puede mezclar con el azúcar para mejorar la calidad, el sabor, el aspecto y la estabilidad del helado.
  3.   Bavaroisse. Se hace con gelatina, huevo, zumo de frutas y nata semi montada. También se pueden añadir purés de frutas y licores (y en algunos casos, sustituir los zumos de frutas por crema inglesa).
    Las gelatinas se rehidratan y se disuelven en caliente. Dejamos enfriar un poco para que coja consistencia, añadimos el zumo y, por último, mezclamos con la nata semi montada. Para desmoldarlo, una vez que ha cuajado en la cámara, sumergimos (solo el recipiente) en un poco de agua caliente. Otra opción es untar el molde de aceite y espolvorear con azúcar glasé antes de verter en él la mezcla y enfriarla. El bavaroisse es el típico helado un tanto gelatinoso de uvas, manzana y pera, o de fresas, piña y naranja.
  4.   Biscuit glacé o helado. Es un batido de yemas con un aroma, al que le añadimos poco a poco un almíbar. Cuando el conjunto esté bien emulsionado, agregamos nata semi montada (en algunos casos se pueden añadir claras a punto de nieve, distintos licores y aromas). Una vez elaborada la mezcla, se vierte en moldes y se mete en el congelador. Se utiliza para frutas como plátano, frambuesas, manzana o mezclando frutas con otros elementos de sabor más intenso, como por frutas rojas con queso crema (que sustituiría a la nata semi montada).

FUENTE, consumer.es

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