lunes, 29 de julio de 2013

Javier Balbuena: Un sufrido maratón de diez años

Aficionado al running desde bien jovencito, a Javier Balbuena le diagnostican el virus de la Hepatitis C. Todo se complica cuando su cuerpo no responde al tratamiento habitual, pero un golpe de suerte logra devolverle la salud y Javier se reenganchó al running diez años después.
3-JULIO-2013 - DANIEL SANABRIA / FOTOS: ANTONIO DORADO PINO
Javier estuvo diez años sin poder correr
Javier Balbuena es aficionado a los maratones y a las carreras de ultrafondo, pero la prueba más larga a la que se ha enfrentado jamás ha durado diez años. No se inscribió de forma voluntaria, simplemente le llamaron. Todo empezó tras un rutinario análisis médico en el trabajo, donde el nivel de transaminasas era más alto de lo normal. Habiendo disputado una media maratón dos días antes, nadie le dio importancia, pero tras un segundo control los doctores le dijeron que tenía el virus de la Hepatitis C. Por entonces Javier tenía 32 años y apenas podía intuir el calvario por el que iba a pasar durante toda una década.
Está convencido de que el virus llegó hasta su cuerpo cuando le transfirieron sangre en una operación a la que se sometió al poco de nacer, aunque nunca durante su vida ha tenido ningún síntoma que le hiciera pensar en padecer una enfermedad de este calibre. Los médicos trataron de ser positivos y además el hígado de Javier parecía no estar muy dañado. Pero la aparición de una hernia de disco fue el detonante para que este atleta sevillano tuviera que dejar de correr de manera definitiva. "Fue imposible. Traté de volver a entrenar cuando se me curó la hernia discal, pero ya estaba demasiado afectado por la Hepatitis C", nos cuenta.
Esta enfermedad es tan peligrosa que puede desembocar en una cirrosis o un cáncer de hígado, por lo que el tratamiento que se lleva es a menudo tan fuerte que no todos los pacientes pueden soportarlo. Durante doce meses Javier estuvo a base de Inteferon y Ribavirina, sufriendo unos efectos secundarios tan importantes que tuvo que pedir la baja laboral durante un año entero. "Perdí 22 kilos, era un esqueleto andante. Andar unos metros me costaba la vida", asegura.
Cuando evaluaron su evolución parecía que la enfermedad estaba remitiendo, pero en una nueva revisión, a los seis meses, le comunicaron que el virus se le había reproducido con más fuerza todavía. Nuestro protagonista era consciente de que el tratamiento habitual no iba a curarle.
Espíritu maratoniano
Javier corrió la última Maratón de Sevilla
Alejado de su deporte favorito y con la incertidumbre sobre el futuro de su salud, la vida lanzó un guiñó a Javier. Un día cualquiera, escuchando la radio en su coche se entera de que el Hospital de Valme, en Sevilla, está desarrollando un nuevo método para analizar la fibrosis del hígado sin necesidad de hacer una biopsia. Cuando se sienta delante del ordenador y se fija en el científico que lo está investigando, se da cuenta de que es un antiguo compañero del colegio. "Le llamé para contarle mi caso y me dijo que estaban interesados en tratarme. Así llegué hasta el Doctor Romero, quien terminó de convencerme para que participara en el ensayo del nuevo medicamento", dice el maratoniano.
Por entonces su hígado ya presentaba un estado muy preocupante, a punto para tener que someterse a un trasplante. La necesidad de curarse era primordial y participar en aquellos ensayos médicos podía ser la única puerta a una recuperación. Todo salió perfecto. Javier pudo recuperarse al cien por cien y dejar atrás una enfermedad que le acompañó durante casi diez años de su vida. Diez años que ha estado sin calzarse las zapatillas, sin colgarse un dorsal. Aunque no por ello ha dejado de ser corredor: "La medicación que me dieron consistía en una inyección semanal y varias pastillas diarias. Yo me lo tomé como un entrenamiento, aunque hubiera días que las pastillas no me hacían efecto, sabía que tenía que hacerlo y no fallar. Es como cuando te estás preparando un maratón y sabes que te toca un día duro de series", explica.
Ya han pasado tres años desde que Javier superara su enfermedad. Nos dice convencido que su mentalidad maratoniana fue determinante para afrontar un tratamiento tan duro como es el de la Hepatitis. Y lo que es mejor, con esfuerzo y dedicación ha logrado volver a correr. Primero fue una prueba de diez kilómetros, después una media maratón y, por fin, 17 años después, un nuevo maratón. "Fue en febrero, en el Maratón de Sevilla, y me quedé a tan solo dos minutos de hacer mi mejor marca personal. Aun así, de los ocho maratones que he corrido en mi vida, este ha sido el mejor con diferencia".
Han sido años muy difíciles, largas temporadas desvinculado totalmente de su deporte favorito, pero con tres grandes alegrías: sus hijos. El mayor de ellos no llegó a verle correr antes de la enfermedad, pero pronto se enganchó al atletismo en el colegio, lo que llenó de orgullo a su padre. Ahora Javier disfruta del running en familia, contento por demostrar a sus hijos que puede hacer maratones. "Esto es un aliciente más para seguir en el mundo del running", dice con alegría el sevillano.

FUENTE, planetarunning.com

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