domingo, 14 de julio de 2013

Periostitis tibial o periostitis del corredor: caso práctico

1x1.trans Periostitis tibial o periostitis del corredor: caso práctico
Muchos lectores os sentiréis identificados. Muchos de vosotros al salir a correr, al rato, empezáis a sentir quemazón, como si os dieran martillazos en las tibias a cada paso y llega un momento que es tan desesperante que, evidentemente, tenéis que parar con la frustración que ello acarrea. Probáis de todo: cremas, zapatillas, calcetines hasta las rodillas… pero la cosa no mejora. Bien, estamos ante un caso de periostitis tibial, o como dice su definición más médica: “inflamación de periostio tibial a nivel medio y caudal de la tibia”.
Esta lesión es muy habitual en corredores. Es una lesión bastante desesperante porque llega a ser casi inhabilitante para muchos atletas, aunque realmente fácil de mejorar si se hacen las cosas bien desde el principio. No hace mucho conocí en consulta a un chico de 27 años de edad, un loco del deporte que estaba ciertamente desesperado porque sufría de periostitis desde hacía muchos años. Durante su historia clínica, me comentó que querían hacerle un raspado o legrado de la tibia y le comenté que, antes de entrar a quirófano, hay muchas técnicas de ortopedia deportiva que podrían irle muy bien.
Yo siempre he sido de la opinión que “para operar siempre hay tiempo” y normalmente, en la mayor parte de las lesiones por sobrecarga/sobreesfuerzo, como en este caso, con un buen tratamiento combinado muy bien reglado de ortopedia deportiva y fisioterapia, suele ser más que suficiente para una mejoría importante. Lo más curioso es que mejorar de una periostitis, se sea atleta o no, es realmente fácil; al menos mejorar en gran medida.
Para mejorar una periostitis es fundamental tener bien presente un concepto. Si ese concepto no se tiene claro nunca mejorará esta lesión (y cuando digo nunca es nunca). Tiene sus brotes, como la mayor parte de las lesiones por sobreesfuerzo/sobrecarga pero muy controlables.
Esta lesión está directamente relacionada con un movimiento excesivo en pronación durante el “rodillo de talón”. Es fundamental:
1. Localizar el momento de máxima pronación, inversión subastragalina ASA, eversión talar.
2. La toma del molde es capital, ya que depende de este momento el éxito de la plantilla junto con un tratamiento complementario de fisioterapeuta, para la mejora de la lesión.
3. Tratamiento combinado con fisioterapia con función antiinflamatoria/antiálgica.
Si esto no se hace a la perfección y, por supuesto, la elección del material en base a las características del paciente, el tratamiento será un rotundo fracaso.
Muchos tienen plantillas. Este chico en cuestión tenía una, el material no era el adecuado y la forma de la plantilla (aquí está el secreto) tampoco, por lo que es normal que no existiera mejoría. Que un paciente sea tratado con una ortesis plantar y fisioterapia no significa necesariamente que mejore, sinó que dependerá del tipo de plantilla, de que esté bien diseñada (y fundamental medir los tiempos con el fisioterapeuta) y de que, evidentemente, el trabajo del fisioterapeuta sea el correcto para esa patología. Si no hay mejoría, es evidente que algo falla y habría que replantearse el tratamiento, que es lo que solemos hacer en el momento que llega un paciente con esta alteración patomecánica de larga evolución o que haya pasado por otros profesionales: volver a empezar.

Tratamiento

Una vez localizada la alteración biomecánica, es muy importante su valoración, que normalmente en una exploración en camilla es más que suficiente. Luego se procede a la toma del molde de escayola por parte del podólogo y a preparar un buen tratamiento de fisioterapia con función antiálgica/antiinflamatoria, bien reglado por parte del profesional de fisioterapia. Es importante que ambos profesionales estén en contacto para valorar la evolución del paciente.
Calzado deportivo: pasa muy desapercibido como factor de riesgo tanto de esta lesión como de otras muchas pero quiero que el lector tenga muy presente que el calzado deportivo actual, con la gran variedad que presenta y de función “más que discutible”, es una fuente inagotable de lesiones. Es importante, por parte del profesional de la podología, informar al paciente de qué tipo de calzado es el más adecuado para el paciente en base a su mecánica. Hay zapatillas que fomentan ciertas lesiones y son muy utilizadas. No me refiero a marcas en concreto, me refiero a diseño o estructura, favoreciendo ciertos “brazos de palanca” a nivel del calcáneo, desencadenando toda la patomecánica que podáis imaginar.

Conclusión

Actualmente, el paciente comunica que tiene unas sensaciones casi inmejorables. Está bien, no sufre el dolor y para mí ésta es la mayor recompensa que puedo tener.
El tratamiento, además, puede acompañarse de infusiones vía oral con función antiinflamatoria y ungüentos tópicos que van extraordinariamente bien para este tipo de lesión pero, como siempre digo a mis pacientes, cuando se ponen por primera vez en contacto conmigo: “no hay que desesperarse porque todo tiene mejoría, pero a veces ésta es lenta”.

Fuente: Foroatletismo

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